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Genial, una comida genial. Lo habéis pasado en grande, te ha salido todo riquísimo, habéis reído, cantado y charlado de todo, y ahora…..a lavar platos! Por suerte tienes uno de esos grandes inventos que nos facilitan la vida. ¡Gracias lavavajillas por existir!. Te mereces todo el cariño, por eso vamos a intentar mantenerte como nuevo.

Estos son los trucos a seguir:

1. Retirar los restos de comida de los platos.

No pongas directamente los platos en el lavavajillas, retira los restos de comida usando una servilleta, sí sí una servilleta, nada de pasarlos por debajo del agua. Queremos ahorrar, ¿recuerdas? 😉

2. Usar abrillantador. Te recomendamos uno que seguro que tienes por casa y que además es ecológico. El vinagre blanco. Pon el lavavajillas en marcha y tras unos minutos funcionando abre la puerta y tira un vaso de vinagre y vuelve a cerrala.

3.Otro truco sencillo, esta vez para evitar que se concentre la humedad y provoque moho, es dejar abierta la puerta del lavavajillas una media hora después de su uso.

4. Vale, este cuarto quizá da más pereza pero es necesario. Saca el filtro y limpialo con agua y jabón, de lo contrario se irá acumulando allí la suciedad.

5. Finalmente, un consejo de lógica. ¡Úsalo! El truco y el lavavajillas 😉 ya que usarlo frecuentemente ayudará a mantenerlo limpio.

Esperamos te hayan gustado estos trucos. Y si tienes alguno que quieres compartir con nosotros será un auténtico placer

Las placas de cocina eléctricas y el horno pueden usarse de manera que puedas ahorrar un poco de electricidad. Para ello debes entablar una estrecha relación con tu nuevo amigo: el calor residual. El calor residual es lo que queda cuando apagas las placas o el horno. Siguen calientes un bueno rato y ese calor, aunque no tan intenso, se puede usar también para cocinar.

El calor residual es fantástico pero no sirve para todo. Por ejemplo, no sirve para freir. Freir es cocinar a alta temperatura con aceite. Si el aceite no tiene la temperatura adecuada no solo los alimentos no van a quedar crujientes sinó que además van a absorber más aceite y eso no es bueno. Así que ni se te ocurra acabar una fritura con el fuego bajo.

¿Para qué sirve el calor residual? Para acabar sofritos y salsas, guisos, verduras al horno… También sirve para calentar un poco una preparación. Pongamos que has preparado una cena con unos amigos. Para no estresarte uno de los platos lo has preparado el día antes (en general los platos de carne con salsa quedan más sabrosos de un día para otro) y el primer plato son unas verduras al horno. Antes de empezar a cortar las verduras, saca el plato principal de la nevera, prepara las verduras al horno y cuando les falte un poco para estar al punto, pon el plato principal en el horno y apágalo.

Hay que tener en cuenta que cada horno es un mundo y que lo del calor residual, como casi todas las cosas importantes en esta vida, requiere de paciencia y de práctica. El éxito de la operación va a depender de tu horno, del tipo de platos que quieras cocinar y calentar, del tamaño de la fuente, de si es honda o plana… Pero no desfallezcas o planas, al final, el calor residual y tú vais a tener una larga y fructífera relación, ya verás.

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